Las Doce Puertas del Sufrimiento - Rafael Rueda
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Las Doce Puertas del Sufrimiento

RESPONSABLES DE NUESTRO  MALESTAR

 

A nadie escapa que los seres humanos vivimos una vida muy desequilibrante en la que las agresiones son prácticamente continuas. El desequilibrio y la agresión se reiteran y siempre son el resultado de dos factores: la ignorancia y la emisión o recepción de informaciones nocivas. Cuesta comprender cómo una ley tan crucial como la de la relatividad del espacio y del tiempo no sea usada en nuestra vida cotidiana para vivir mejor de lo que se hace.  

 

Dos factores, además de la luz, son imprescindibles para que haya vida: la presencia de agua y la información que esta contiene. Es por ello que la biología de cualquier ser vivo (y el humano por medio del Genoma y del ADN no es una excepción) está diseñada para emitir y recibir instantáneamente informaciones. Es así como se produce la supervivencia. Nuestro cerebro es una potente central receptora y emisora instantánea de información. La información es recibida, enviada y procesada por él con tanta rapidez que nunca somos conscientes de ello. Como estación informativa de paso, el cerebro no crea ni almacena información alguna. Es por ello que científicamente ha podido demostrarse que la memoria cerebral como almacenamiento experiencias pasadas no existe  y que lo que creemos pensar y sentir, no son más que informaciones que nuestro cerebro capta, procesa y devuelve, y que el organismo se ve obligado a obedecer. La única memoria que existe en el ser humano es instantánea y se ubica a nivel molecular en el agua de los millones de células que lo componen.

 

Pese a su importancia y las implicaciones para la salud que conlleva, la Ley de la  Relatividad del Espacio y del Tiempo no fue concebida para curar las mal llamadas enfermedades ni para calmar o soportar el sufrimiento. Su utilidad, además de la tecnológica, era precisamente lo que hoy casi nadie usa con pleno conocimiento de cómo funciona: prevenir las enfermedades para evitar que se produzcan.

 

En los años 40 del siglo pasado, Albert Einstein, mediante su conocida Ley de la Relatividad, afirmaba que toda materia en el universo era dual (corpúsculo y honda) y que toda energía conlleva una masa. Así fue como enunció  su famosa expresión E= mc2. Con respecto a esta ley, la ciencia empleó todo el siglo XX en descartar el hecho de que el pensamiento fuera una energía asociada a una masa, afirmando por tanto que la ecuación del conocido físico, no cumplía sus postulados en todos los casos ni circunstancias. Sin embargo, ha sido ya en el siglo XXI cuando por fin, la misma ciencia que rechazaba lustros atrás tal conclusión, ha corroborado que el pensamiento, al igual que cualquier energía, por muy imperceptible que esta sea, siempre conlleva asociada una masa.

 

La cuestión es, que si el cerebro humano no es el origen de ninguna información ni tampoco es el almacén de las experiencias que vivimos, ¿de dónde proceden las informaciones que procesa y de las que somos conscientes  alrededor de un segundo después?  Desde hace décadas, la ciencia admite rotundamente que el Ser Humano es “programado” instantáneamete, sin excepción, por informaciones benéficas o nocivas que no proceden de él mismo y que determinan el presente en el que vive. Es precisamente la ignorancia de este hecho la que provoca que viva mal y que padezca un repetitivo sufrimiento que aunque pueda aliviarse o discontinuarse, nunca termina por resolverse definitivamente.  

 

Puede afirmarse sin temor a la crudeza de la valoración, que el Ser Humano, por intereses estériles, miedo y arrogancia, lleva más de 25.000 años siendo un completo ignorante e irresponsable de las informaciones que maneja, ya sea que las reciba, que las emita o ambas cosas. Son demasiados años no siendo conscientes de que estamos biológicamente diseñados para filtrar aquellas informaciones que nos permitan prevenir futuros para los que no estamos hechos y que no nos interesa vivir. Debemos prevenir el futuro y anteponerlo al presente para vivir “programados” exclusivamente por las informaciones que nos hacen estar sanos y felices. No se trata de programarse ni de desprogramarse. Nuestro cerebro  no admite el almacenamiento a largo plazo de información. No está diseñado para eso. No maneja información propia.  

 

Ha llegado la hora de tomar las riendas de la propia vida y de no permitir más el engaño y el desconocimiento de la educación, la política, la sociedad y la medicina actuales. Ha llegado el momento de saber qué informaciones hacen enfermar a nuestras células, cuáles nos convienen para vivir sin sufrimiento y de dónde proceden.

 

He aquí la temática de los doce tipo de informaciones, de origen siempre externo, que causan sufrimiento al Ser Humano y que conviene filtrar y neutralizar para evitar el estrés innecesario e insano al que tantas veces se ven sometidas nuestras células y que, sin duda, son la causa directa de dolencias, malestares y sufrimiento. Son las llamadas “12 Puertas”:

 

Puerta 1: La dualidad de la Materia.

 

Puerta 2: Consciencia, Conciencia e Inconsciencia.

 

Puerta 3: Reflexión versus Intuición.

 

Puerta 4: Trasformación (Vida) versus Destrucción (Muerte).

 

Puerta 5: Ser Humano versus Ser Universal.

 

Puerta 6: Impulso e Instinto Vital versus Necesidad Mental.

 

Puerta 7: El Sentimiento del Amor versus la Energía del Amor.

 

Puerta 8: Relatividad de Espacio y Tiempo.

 

Puerta 9: La eternidad e impermanencia de la Luz y la Oscuridad.

 

Puerta 10: El deseo de Conocer versus la Intuición sin Voluntad.

 

Puerta 11: Vivir a Dos para volver a ser Uno.

 

Puerta 12: El eterno Final y el eterno Comienzo.

 

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