15 Oct LA COMIDA: ADICCIÓN Y CONFLICTO
Cuando hoy día se habla de Nutrición la confusión es tal, que se hace prácticamente imposible encontrar a dos profesionales “expertos” en la materia que coincidan en sus criterios a la hora de abordar este ámbito tan crucial para la salud. Incluso la tan respetada y defendida “ciencia”, obviamente por intereses comerciales, propone una y otra vez contradicciones sobre el tema que en ocasiones rozan la negligencia médica.
Debido a las numerosas diferencias de criterio y a un abordaje superficial y meramente fisiológico o metabólico de los hábitos alimenticios, el resultado es un velado pero estrepitoso fracaso de médicos, nutricionistas, psicólogos y naturólogos con pacientes y consultantes. Aunque se habla poco de esta falta de acierto, seguramente conoces a alguien que lleva a dieta durante meses y ha de permanecer en ella para no perder los resultados, a alguien que después de terminarla volvió a sus hábitos nutricionales del pasado, a alguien que consume batidos milagrosos en plan astronauta, o a alguien que forma parte de un club de nutrición cuyas pautas se eternizan semana tras semana y en el que recibes un “castigo” material porque no has cumplido el plan de ejercicio propuesto o porque te has pasado del límite de calorías establecidas.
En esta sociedad tan comercial en la que prima la sugestión e impresionabilidad de los sentidos mediante el estético marketing, la mayoría de la gente se empeña en ir al gimnasio, en hacer dietas y en comprar pinturas o ropa que oculten su falta de salud psicofísica. ¿Cómo y cuántas veces necesitamos “maquillar” nuestra propia realidad para aparentarnos estar como deseamos?
La salud es el resultado de armonizar el cuerpo y la mente. Hoy ya no es ningún secreto, ni siquiera para el sector médico, que más del 90% de las dolencias que sufrimos se deben a conflictos psicológicos con los que convivimos en nuestra vida cotidiana (problemas laborales, disputas familiares o de pareja, estrés, mala crianza y educación de los hijos etc.). Y, ojo al dato, estos conflictos psicológicos, o son el origen o tienen una influencia directa y vital en que se desarrollen.
Aunque cuesta aceptarlo, salvo que existan problemas hormonales, metabólicos y en general de herencia genética, las personas que tienen sobrepeso, son personas que no están equilibradas emocional ni sentimentalmente. Es la ansiedad y angustia existencial que viven en la intimidad, la que físicamente se manifiesta en su cuerpo mediante un hábito obseso/compulsivo, automático y perjudicial de ingesta descontrolada e irresponsable de comida. No nos engañemos, se trata de una adicción como otra cualquiera y que externamente refleja cómo la persona gestiona internamente con insatisfacción las vicisitudes de su propia vida.
Los conflictos psíquicos y emocionales, el estrés, la ansiedad y los estados de ánimo cambiantes suelen llevar a un exceso de comida (mal combinada por lo general), de alcohol y/o de bebidas carbonatas y artificiales, que unido a la falta de ejercicio, conducen al organismo al agotamiento, a la obstrucción de sus funciones vitales y a la acumulación de toxinas que resultan imposibles de eliminar.
No lo olvides, si comes demasiado lo haces por ansiedad, por inseguridad, por soledad, por frustración, por miedo, por necesidad, por dolor emocional o sentimental, por insatisfacción o por no aceptación de ti mismo/a entre otros muchos motivos.
Por todo ello, y puesto que somos expertos en crearnos adicciones, te propongo que antes de hacer dieta, primero te hagas las preguntas personales que verdaderamente necesitas hacerte para empezar a estar en condiciones de responder a las carencias y excesos que hoy padeces. Solo así serás más consciente del origen de tu malestar y estarás en condiciones de afrontarlo definitivamente.
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