QIGONG: EL CULTIVO DE LA ENERGÍA INTERNA - Rafael Rueda
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QIGONG: EL CULTIVO DE LA ENERGÍA INTERNA

QIGONG: EL CULTIVO DE LA ENERGÍA INTERNA

Algunas fuentes antiguas datan el Qigong (también llamado “Chi Kung”) en unos 4.000 mil años atrás, aunque la esencia de su práctica podría remontarse al instante en el que el primer ser comenzó a respirar. El Qigong, formando parte de la Medicina Tradicional China, alude a una diversidad de técnicas que comprenden la mente, la respiración, el ejercicio físico y la meditación, cuyos objetivos están orientados al mantenimiento, fortalecimiento y mejora de la salud así como al trabajo místico de la alquimia interna del Ser.

El carácter chino “Qisignifica soplo o flujo de la energía vital mientras que “Gongindica trabajo, técnica o cultivo. El término Qigong puede traducirse por tanto, como “el trabajo o cultivo interno del flujo de la energía vital” o “el arte de hacer circular la energía vital”.

La energía, que es una manifestación de la naturaleza, hasta el momento no ha sido claramente explicada. Por energía interna entendemos aquello que permite que los procesos se lleven a cabo, no solamente refiriéndose a la energía calorífica o aquella que proviene de las reacciones químicas de nuestro organismo, sino también a la energía eléctrica, entre otras, utilizada por el sistema nervioso. Hoy se conoce que mediante un complejo sistema circuital, el cuerpo humano es capaz de canalizar, dirigir, controlar, distribuir y regenerar numerosas acciones fisiológicas tanto a nivel orgánico como funcional mediante un profundo trabajo energético.

Según la Medicina Tradicional China, para conservar una buena salud es necesario que el Qi humano (descrito poéticamente por la tradición como “el vapor que se eleva al hervir el agua de arroz”) fluya continua y adecuadamente por los canales energéticos llamados “meridianos”. El Qigong busca la generación y distribución del Qi para liberar dichos canales mediante dos formas principalmente: la forma “Wai Dan” y la forma “Nei Dan”.

Wai Dan: “Wai” significa externo y “Dan” elixir. Puede traducirse por tanto como “el elixir externo”. Las técnicas  “Wai Dan” generan Qi en las extremidades (brazos y piernas), en el exterior del cuerpo (el torso principalmente), y alrededor y dentro de los órganos internos mediante la tensión, estiramiento y relajación de los músculos. Estás técnicas se basan en el trabajo físico, mediante una serie de rutinas y ejercicios de la musculatura que producen un masaje interno de los órganos y estimulan la circulación de la sangre.

Nei Dan: “Nei” significa interno. Nei Dan puede traducirse como  “el elixir interno”. Sus técnicas generan el Qi internamente en el cuerpo, mediante ejercicios de respiración, concentración y meditación, en los que el uso de los músculos se reduce al mínimo. El entrenamiento Nei Dan se enfoca en el cultivo de la salud, la longevidad y en alcanzar el estado de iluminación mediante el trabajo alquímico de la consciencia.

Independientemente del fin buscado por el practicante, es muy apropiado y conveniente una combinación de las técnicas Wei Dan y Nei Dan buscando corregir así el desequilibrio que se produce al enfocar la práctica en un solo aspecto.

El Qigong, aún desconocido, es una práctica excelente para prevenir y mejorar multitud de enfermedades y dolencias tanto físicas como psicológicas, así como las producidas por nuestro actual ritmo de vida (estrés, ansiedad, etc.).

En las sesiones de Qigong no hay grupos ni niveles, ni se deben aprender largas secuencias de movimientos. Las sensaciones y experiencia después de su práctica suelen ser muy placenteras. Los ejercicios son fáciles de realizar, sencillos de seguir y no requieren de habilidades especiales.

Por su naturaleza, el Qigong lo puede practicar cualquier persona, sin importar edad, sexo o condición física (incluso es posible practicarlo sentado). Sumergirse en sus prácticas ancestrales proporciona un maravilloso trabajo energético y una nueva perspectiva y toma de conciencia sobre nuestra posición real como seres humanos en el universo.

En el trabajo de las mal llamadas artes marciales (mejor “artes del soplo”) suele decirse que al practicante de Qigong que ha ahondado profundamente en su trabajo y que disfruta de sus innumerables beneficios en el arte de preservar la vida, le resulta imposible abandonar su práctica a fe, por propia y trabajada experiencia, de cometer la mayor traición conocida contra la propia salud. 

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