
06 Oct EXISTIR DURMIENDO
¿Por qué parece que no eres capaz de residir en tu medio ambiente sin sentir el profundo impulso de destruirlo?
¿Por qué tu cultura se empeña en representar tu necesidad de tener éxito y la obligación de renunciar o temer al fracaso?
Construyes una enorme civilización tecnológica que te promete cumplir casi cada deseo que tengas al alcance de un botón. Y, como en tantos cuentos de hadas, cuando satisfaces tu deseo, se desenmascara como un tesoro falso, efímero y vacío.
Las riquezas que produces son pasajeras y eso te produce una profunda frustración. Sientes que lo único que importa es seguir obteniendo más y más. Así, el paisaje del que formas parte, empieza a parecerse a la habitación de un niño mimado que tiene demasiados juguetes y que se aburre de ellos a los pocos minutos de jugarlos.
Dedicas la mayor parte de tu tiempo a librar una tremenda guerra contra las dimensiones materiales del tiempo y el espacio. Te obsesionas en anular tus limitaciones, te dedicas a hacerlo todo lo más rápido posible. Vives tu vida con prisa.
Trabajas apresuradamente para al final del día dedicarte a lo que dices que es lo mejor que puedes hacer: dedicarte a ti mismo. Y eso es terrible porque, cuando dejas de trabajar por obligación, apresuradamente, estresado y sin alma, dedicarte a ti consiste en ir corriendo a casa para ver una reproducción electrónica de la vida. Algo que no se puede tocar, que no se puede oler, que no se puede saborear, que te distrae y te permite escapar de tu aborrecible existencia.
Te veo ensimismado en tu pequeña pantalla electrónica, aislado del mundo, renunciando a comunicarte con la vida que se desarrolla a tu alrededor. Cuando te aíslas en tu mundo privado estás formando parte de una multitud irracional, dormida, inapetente.
Observo que no te comunicas salvo para hacerlo por reivindicaciones sociales o políticas o para deshacerte de tu hostilidad en el fútbol o en combates en los que se pelea por dinero. Observo que aceptas ver a personas golpeándose física o psicológicamente unas a otras, observo que tu entretenimiento es el fin de justificar esas actitudes y comportamientos.
Viviendo como vives, en una realidad tan inconsciente y tan carente de sentido, solo puedo llegar a la conclusión de que en el fondo de todo, te cuesta expresar amor porque es mucho más peligroso e inaceptado, que expresar odio. Formar parte de una cultura que tiene este tipo de convicción, es formar parte de una locura colectiva e individualmente aceptada. Una locura que se dedica no a sobrevivir sino a destruir la vida.
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